Calaveras largas:

Triste mi calavera

Cuenta la leyenda
Que hoy los angelitos
Vienen a visitarnos
Para no sentirse solitos.

Los angelitos son
Ninos que ya murieron
Con nosotros ya no están
Hace tiempo que se fueron.

En honor a mis hermanitas
Escribo esta calaverita
Les pido por favor
Cuiden a mi madrecita.

Porque aquí en la tierra
Mi hermana Nico la cuidó
Cuando estuvo enferma
A ella nadie la ayudó.

Desde los 8 añitos
Tuve que trabajar
Tomar responsabilidades
Que me hicieron madurar.

No jugué con muñecas
Ni viví en una fantasía
Viví la cruel realidad
La recuerdo todavía.

Trabajé en el correo
Estrella Bravo ha de recordar
Me mandaba al mercado
Gorditas a comprar
O a feriar billetes
Para la feria regresar.

Trabajé con doña Pilla
Por allá en el mercado
Me enseñó a cocinar
Muy feliz yo fui a su lado.

También me tocó trabajar
Con los Bravo Morante
Ayudando a su mamá
Gente fina y elegante.

En la tienda La Perla
Yo también trabajaría
Con Genaro Y Tona
Siempre llenos de alegría.

Al final me contrataron
Para ir a trabajar
A un ranchito hermoso
Amoladeras se ha de llamar
Con don Vale y Margarita
Que me querían adoptar.

Después de todos mis trabajos
Me siento muy dichosa
Pues aprendí a valorar
Cada persona y cada cosa.

Cuando tenía 15 años
Me tuve que retirar
De mi querido Rayón
Y venir a trabajar
A los Estados Unidos
Para dinero ganar
Para curar a mi madre
Que se tuvo que enfermar.

A los 6 meses de mi partida
Mi madrecita falleció
No estuve en su sepelio
Ella siempre nos sentenció
Que la viéramos en vida
No cuando ya murió.

Le sobrevive mi padre
Y también mis hermanos
Mi hermanito Tavo
Apenas tenía 7 años.

No lo trajimos a Texas
Con mi hermana Elena vivió
Después tres años
A mi casa se movió.

Lo crié como mi hijo
Junto a mis 2 hijos y mi esposo
Es un joven muy guapo
Aunque un poco orgulloso.

Si hoy me preguntaran
Qué pienso de Rayón
Me gustaría regresar
Con todo mi corazón.

Sólo que no he podido
Un muro se atraviesa
Tal vez sí puedo ir
Pero Isabel no regresa.

Todos en esta vida
Pagamos lo que hacemos
Ya después morimos
Por allá nos encontraremos.

A quien no me conozca
Mi nombre les diré
Maria Isabel Aguilar
Yo siempre me llamaré.

El apellido Vazquez
Es el de mi esposo
Que por cierto no les he dicho
Es un hombre maravilloso.

Sus padres son de Tortugas
Angela y Apolinar se llaman
Desde que yo los conozco
Sé que mucho se aman.

Mi esposo nació en Matamoros
Pero yo lo hago desatinar
Si tus padres son de Tortugas
Pues tú también eres de allá.

Estos versos ya no riman
Se acabó la inspiración
Ya me voy ya me despido
Ya me llevan al panteón
Me velarán en Nashville
Y me enterrarán en Rayón.

Autor: Isabel Vázquez

Calavera enviada por Isabel Vázquez el 24 de octubre de 2017.

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